El domingo en el State Farm Stadium vivimos un partido de esos que te dejan sin aliento Los Cardinals cayeron ante los Titans por 22 a 21 en un duelo que tuvo de todo: momentos brillantes, errores que dolieron y esa sensación amarga de haberlo tenido y dejarlo ir.
El juego comenzó bien. Arizona tomó ventaja temprano con un Kyler Murray moviendo el balón con ritmo y confianza.
El estadio rugía, el equipo estaba conectado y la defensa metida en el juego. El novato Cam Ward de Tennessee terminó llevándose su primera victoria como profesional. Y aunque duele decirlo, fue porque supieron aprovechar los errores.
La historia cambió en los minutos finales. Un balón suelto de Emari Demercado justo antes de la zona de anotación y después una pérdida tras una intercepción abrieron la puerta. Ward no perdonó y el partido se nos escapó en un suspiro.
A pesar del golpe, hubo cosas buenas que rescatar. El regreso de Will Hernández fue una gran noticia. Después de semanas fuera, volvió a ocupar su lugar en la línea ofensiva y se notó su impacto desde el primer drive: firme, agresivo, con esa energía que levanta a todos. Su presencia le dio estabilidad a la ofensiva y ayudó a Murray a trabajar con más confianza en el pocket.
¿Y qué decir de Budda Baker? Nuestro capitán defensivo jugó absolutamente todos los snaps del partido, cada uno, siempre cerca del balón, siempre marcando el tono con intensidad y liderazgo. Cuando la defensa necesitaba orden, ahí estaba Budda, empujando, animando, recordando que este equipo no se rinde.
Otro que sigue encendido es Josh Sweat ya que sumó dos sacks más y ya se está convirtiendo en una pesadilla para las líneas ofensivas rivales. Su explosividad es impresionante y cada semana parece jugar más suelto, más confiado, más peligroso.
Y claro, el "Chico Maravilla" Marvin Harrison Jr. lideró al equipo en yardas aéreas con 98, incluyendo una atrapada espectacular de 43 yardas que puso de pie a todo el estadio. Cuando lo buscan, responde. Y ayer volvió a demostrar que puede ser ese receptor que cambia el ritmo de un partido con solo tocar el balón.
Sí, los errores dolieron: el balón suelto de Demercado, la pérdida tras la intercepción, la falta de cierre en los minutos finales. Esos detalles marcan la diferencia en esta liga. Y ahí es donde este equipo tiene que dar el siguiente paso: saber cerrar los juegos, mantener la calma, ejecutar sin titubear.
Kyler Murray, visiblemente frustrado, confesó tras el partido: "No sé ni qué pensar sobre eso" y agregó: "Eso fue como un manual de 'cómo perder un juego 101', fue una locura", dejando claro lo intenso y extraño que se vivió el cierre del encuentro.
Pero si algo ha demostrado este grupo es carácter. Este vestidor no se quiebra, se levanta, corrige y sigue adelante.
Estamos apenas en la semana 5 con marca de 2 y 3. Todavía queda mucho camino por recorrer. El potencial está ahí, la unión también. Y cuando un equipo se recompone después de una derrota como esta, suele regresar más fuerte.
Fue un domingo amargo, sí, pero también uno que nos recordó que hay cimientos sólidos, que hay líderes en el campo y que este grupo tiene hambre de más.
La temporada sigue viva. Y mientras haya un balón por lanzar, una yarda por ganar y un corazón latiendo bajo ese casco, los Cardinals seguirán peleando hasta el final.