El ala defensiva Frostee Rucker (98) habla con el entrenador de la lĂnea defensiva Brentson Buckner durante una reciente actividad organizada.
Frostee Rucker tenĂa unos zapatos muy grandes que llenar cuando fue firmado por los Cardenales como parte de una alineaciĂłn por transformarse.
Pero no solamente estaba llenando un gran par de taquetes en los vestidores. Rucker tuvo que llenar los espacios vacĂos dejados por Nick Eason y Vonnie Holliday, dos linieros defensivos veteranos con grandes zapatos cuyas contribuciones mĂĄs importantes al equipo fueron como tutores de sus compañeros mĂĄs jĂłvenes.
Rucker se ajustĂł muy bien.
"En el poco tiempo que ha estado aquĂ, se ha mantenido ayudando a los compañeros con el movimiento de manos y pies," dijo el tackle defensivo Dan Williams. "A veces reitera algunas de las cosas que (el entrenador de lĂnea defensiva Brentson) Buck (ner) nos dice y las desglosa para nosotros.
"Utiliza el lenguaje de los entrenadores para que los jóvenes lo entiendan de alguna manera. Enseña a los jugadores jóvenes a tomar notas. Ha sido, sin duda una gran ayuda para nosotros hasta ahora."
La transiciĂłn de Rucker a una lĂnea defensiva, cuyo nĂșcleo; Darnell Dockett, Calais Campbell y Williams sigue siendo la misma a pesar de una drĂĄstica remodelaciĂłn en casi todas las demĂĄs posiciones, excepto en la de receptor abierto, fue sin contratiempos. Es muy relajado y bromista, dijo Williams, eso permitiĂł que fuera querido al instante por sus nuevos compañeros de equipo.
Rucker no querĂa causar ninguna contrariedad cuando firmĂł por lo que dejĂł que su integraciĂłn  al equipo se diera de forma orgĂĄnica.
"Cuando llegas a un nuevo equipo o se presenta una nueva situación tratas de mantenerte en tu carril," dijo Rucker. "Sus nuevos compañeros ya han desarrollado una amistades entre si y uno es el nuevo en el grupo. Todo lo que puedo hacer por mi parte es predicar con el ejemplo."
Rucker estuvo estudiando constantemente el libro de jugadas, y no sĂłlo porque se trataba de un nuevo esquema, sino porque es "un sistema difĂcil de asimilar y los entrenadores nos estĂĄn retando a ser perfectos." Llega temprano a los vestidores y se queda hasta tarde.
Rucker compartiĂł un gran nĂșmero de consejos acumulados en sus ocho años en la liga. Enseñó a los novatos cĂłmo tomar notas durante las juntas y cĂłmo estudiar esas notas. SubrayĂł a los jugadores mĂĄs jĂłvenes la importancia de no sĂłlo escuchar lo que dicen los entrenadores, sino de entender por quĂ© lo estĂĄn diciendo.
La perspectiva del linebacker Matt Shaughnessy sobre Rucker es diferente a la de sus vecinos. Ăl no asiste a las reuniones de la lĂnea defensiva por lo que no ha visto el trabajo de Rucker a travĂ©s de libro de jugadas con los jugadores mĂĄs jĂłvenes, pero, con su vestidor en medio de los vestidores de los linieros, observa la interacciĂłn diaria de Rucker con sus compañeros de equipo.
"EstĂĄ siempre ofreciendo a los jĂłvenes preceptos y todos aquellos consejos para sobresalir," dijo Shaughnessy. "EstĂĄ enseñando a los compañeros cĂłmo practicar y cĂłmo comportarse en la sala de pesas. Yo dirĂa que es una buena persona para que los mĂĄs jĂłvenes aprendan de Ă©l."
Especialmente David Carter.
Los dos simpatizaron inmediatamente debido a sus rivalidades universitarias. Ambos son de California, pero Rucker fue a USC y Carter jugó en UCLA. Carter, incorporåndose en su tercera temporada, ha aprendido a mejorar su técnica gracias al experimentado, al veterano sabio.
"Simplemente la forma en que ve el juego, piensa como entrenador," dijo Carter. Rucker les enseñó la forma de "leer los ojos de la lĂnea ofensiva, (su) contratiempo. AhĂ es donde mĂĄs me ha ayudado.
"Siento que es un poco como Vonnie, asumiendo el mismo papel como jugador."
Rucker no ha sobrevivido en la NFL durante ocho años exclusivamente con talento.
Entiende que el deporte es tan mental como fĂsico, si no es que mĂĄs, y ha tratado de transmitir eso a sus colegas mĂĄs jĂłvenes en los vestidores.
Con su tercer equipo en tres años, Rucker ha aprendido a poner por delante al colectivo que al individual. No ve la tutorĂa como una amenaza contra su tiempo de juego.
"En este momento se trata solo de un grupo," dijo Rucker. "Suena trillado cuando dicen, 'un solo latido' y cosas por el estilo, pero realmente asĂ es. Si no puedes ayudar al prĂłximo hombre a ser simplemente una persona, no tiene sentido hacer lo que haces. No hay egoĂsmo. Todo esto es ser profesional.
"Todos nos necesitamos unos a otros, y todos tenemos que apoyarnos unos a otros para llegar a donde queremos ir."












