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Imposible Predecir

El touchdown de 52 yardas de Stephens-Howling dio a los Cardenales la victoria 19-13 en tiempo extra sobre Vaqueros

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LaRod Stephens-Howling cruzando la meta final en el touchdown para ganar el partido en tiempo extra 19-13 el domingo contra los Vaqueros de Dallas.



El guardia reserva Deuce Lutui se acercó a LaRod Stephens Howling al inicio del cuarto periodo el domingo y le dijo al corredor que tendría la oportunidad de ganar el partido.  

"No puedo ocultarlo: de hecho me lo prometió,"  dijo Stephen-Howling. "Me prometió que yo ganaría el partido."

Sin duda, Lutui no pudo haber imaginado un cuarto periodo que incluĂ­a la Ășnica trayectoria  de los Cardenales para touchdown en tiempo reglamentario, o una defensa que repentinamente no pude ser superada. Él definitivamente no pudo ver el "dĂ©jĂ  vu" del gol de campo fallido al final del cuarto periodo, cuando el pateador de Dallas Dan Bailey se quedĂł corto con su intento de 49 yardas, mandando el partido a tiempo extra.

Sin embargo, Lutui pronosticĂł correctamente a Stephens-Howling, con la portentosa atrapada-y-corrida de 52 yardas para touchdown que le dio a los Cardenales otra emocionante victoria en tiempo extra 19-13 – igual que sucediĂł la Ășltima vez que jugaron en el Estadio University of Phoenix cuando derrotaron a los Carneros.    

"Los juegos en tiempo extra son insĂłlitos." Dijo el entrenador en jefe Ken Whisenhunt.

Son aparentemente impredecibles, aunque dado el rival, posiblemente no.

Los Cardenales (5-7) han vencido a los Vaqueros (7-5) tres veces consecutivas, todas en casa, todas con fantåsticos finales. En 2008, fue un despeje bloqueado para touchdown en tiempo extra. La temporada pasada, fue una conversión en cuarta y 15 para generar el gol de campo ganador en la jugada final.    

Es posible, dadas las circunstancias, que el mås reciente era el menos probable. Los Cardenales tenían a Kevin Kolb regresando como su mariscal de campo titular, no obstante, la ofensiva estaba atascada en el medio tiempo, sumando solo 49 yardas en los dos primeros periodos, incluyendo -9 en el segundo.  

ÂżEntonces? "Definitivamente fue un juego de dos mitades,' dijo Kolb.

Kolb, quien se vio oxidado e impreciso en la primera mitad, sĂșbitamente se encarrilĂł. Los Cardenales montaron una larga trayectoria de 73 yardas para iniciar la segunda mitad, y aunque no consiguieron cerrar con un touchdown, eso fue un aliciente. Larry Fitzgerald nunca pudo ponerse en marcha – cuatro atrapadas para 55 yardas – mientras su colega receptor Andre Roberts se enganchaba, atrapando cada uno de los seis pases que lanzĂł Kolb en su direcciĂłn para 111 yardas.   

Roberts consiguiĂł una atrapada de 40 yardas que sirviĂł de antesala para el primer touchdown de los Cardenales, un acarreo de cuatro yardas del corredor Beanie Wells. TambiĂ©n tuvo una recepciĂłn de 16-yardas en la penĂșltima jugada del partido, que antecediĂł la escapada de Stephens-Howling.

Los Cardenales limitaron a los Vaqueros a 75 yardas por tierra, y mientras el mariscal de campo Tony Romo tuvo un buen día –28-de-42, 299 yardas, y un touchdown – fue capturado cinco veces y no consiguió llevar a su equipo a la anotación final que era urgentemente necesaria.    

"Se puede decir que (los Vaqueros) estaban simplemente pensando, 'Ganar,' " dijo el tackle defensivo Darnell Dockett. "Nosotros solamente jugamos futbol, dominante."  

El receptor de los Cardenales Early Doucet dejó caer en tercera oportunidad un pase que les daría a los Cardenales una primera oportunidad con poco mås de tres minutos por jugarse, y los Vaqueros tomaron posesión del balón en su propia yarda 32. Siete jugadas mås tarde, una pase de 15 yardas de Romo-a-Dez Bryant preparó el intento de gol de campo de Bailey.    

AhĂ­ fue cuando se tornĂł extraño. Romo se acercĂł a la lĂ­nea y premeditadamente se asegurĂł que todos estuvieran alienados antes de golpear el balĂłn en el pasto con siete segundos por jugarse. Luego, cuando Bailey intentĂł un gol de campo – patada con direcciĂłn que fue buena – los Vaqueros pidieron un tiempo fuera.

"Sentimos que el reloj de juego se iba a terminar" Dijo el entrenador de los Vaqueros Jason Garrett. "Solo querĂ­amos asegĂșranos de que tendrĂ­a una oportunidad sin ningĂșn tipo de estorbos."

Whisenhunt dijo, "Estaba contento porque congelaron al pateador al final de tal manera que yo no tuve que hacerlo."

Bailey, quien habĂ­a fallado uno de 53 al principio del partido, sin duda fue congelado. Su segundo intento ni siquiera estuvo cerca, se quedĂł corto y se jalĂł hacia la izquierda. Los Cardenales tenĂ­an vida.

"Tienes que jugar todo el partido," dijo el linebacker Paris Lenon. "Es de naturaleza humana querer que las cosas sean lo mĂĄs fĂĄcil posible, pero esta es la Liga Nacional de Futbol y los equipos son todos demasiado buenos para que eso salga bien cada vez que lo intentas."

Los Cardenales ganaron la decisiĂłn de la moneda y recibieron el balĂłn en el mundo de la muerte sĂșbita en tiempo extra de la NFL. Kolb saliĂł por todo. TerminĂł con 16-de-25 para 247 yardas y un touchdown, pero en el tiempo adicional fue fundamental – conectĂł 3-de-3 para 82 yardas y la anotaciĂłn para cerrar esa trayectoria final.      

Mandaron un pase pantalla para Stephen-Howling, y aunque no tuvo a muchos linieros bloqueando  –los Vaqueros mandaron carga – fue una orden muy oportuna del coordinador ofensivo Mike Miller.  

"Mike la marcó en el momento preciso, y LaRod sintió que le habían leído la jugada, entonces se desplazó hasta el borde," dijo Kolb. "Traté de aguantar tanto como fue posible de tal manera que él pudiera hacer la jugada y luego hizo lo que hace mejor."      

Kolb dijo que presentía que estaría adolorido después de no haber jugado por un mes. "No me quedaba mås energía porque fue una segunda mitad muy emocional, pero todo lo demås estarå muy bien," dijo mientras sonreía.  

Los Cardenales ganaron su partido previo en casa en tiempo extra, con el mismo marcador, cuando Patrick Peterson corrió 99 yardas en un regreso de patada de despeje a la misma zona de anotación. La jugada de Stephens-Howling no entra en los libros de records, pero la celebración fue igual.    

"El que hayan confiado en mí al final fue una gran sensación," dijo Stephens-Howling. "Tener a tus compañeros saltando encima de ti o levantåndote en hombros (para celebrar), eso es por lo que uno juega."

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