De entre las varias situaciones que analizó cada año previo al arranque de la temporada, se encuentra la de definir que jugadores podrían tener mayores posibilidades de destacar durante la temporada por venir.
Por supuesto no enfoco la atención en ningún jugador ya comprobado, sino más bien en jugadores "promesa," aquellos que están en vías de convertirse probablemente en las estrellas futuras de la NFL.
Este temporada del 2013, en la alineación de los Cardenales creo que, a la ofensiva, podemos esperar que Michael Floyd sea el hombre que consiga despuntar. Las condiciones son propicias, con la llegada de Bruce Arians entrenador con tendenticas al ataque aéreo vertical y con la incorporación del mariscal de campo Carson Palmer, quien tiene poder en el brazo para dicha tarea.
Los receptores reclutados en las dos primeras rondas del draft, regularmente requieren tres años para alcanzar ese punto de madurez en el que se sienten firmes para iniciar su proceso de despunte, sin embargo, considerando el tipo de temporada baja que ha tenido Floyd, y de nuevo, gracias a que las condiciones son propicias, el graduado de Notre Dame podría dar un gran salto esta temporada. Cabe mencionar que dentro de esas condiciones propicias está también un elemento fundamental, la probabilidad de tener el suficiente tiempo de juego.
Por lo visto hasta ahora, el paquete con tres receptores de los Cardenales de Arizona tendría en la formación a Larry Fitzgerald, en un extremo, Andre Roberts en la ranura y Floyd en el extremo contrario de Fitzgerald. Y para cerrar con broche de oro la lista de circunstancias favorables, Floyd cuenta con la tutela de Fitzgerald.
No todos los receptores jóvenes en la liga tienen la buena fortuna de tener no solo como bienhechor sino también como amigo a uno de los mejores receptores en la historia de la liga, algo de lo que Floyd está muy consciente y lo cual debe aprovechar.