El entrenador en jefe Ken Whisenhunt dijo que los Cardenales estĂĄn tratando de dividir las repeticiones del primer equipo entre John Skelton y Kevin Kolb lo mĂĄs cerca a un 50/50 como sea posible.
"Yo tendrĂa que trazar las jugadas," dijo Whisenhunt. "PodrĂa ser 51 (por ciento) contra 49. No creo que haya una gran discrepancia."
¿Y qué, de lo que se le pidió, debe ser interpretado de eso?
 "Esta es una competencia, como lo hemos dicho todo el tiempo," agregó.
Whisenhunt insistiĂł en que, en el terreno de juego, los otros factores en la conversaciĂłn sobre el mariscal de campo â especĂficamente, la cantidad de dinero que Kolb gana y lo que se ha pagado â no tienen lugar. Esa ha sido su filosofĂa.
"Realmente no pienso en eso," dijo Whisenhunt. "No veo a un jugador y digo, 'ÂżCuĂĄnto estĂĄ ganando?' No creo que esa sea la manera de hacerlo. Veo las jugadas que realiza. Ha habido un gran nĂșmero de jĂłvenes, agentes libres o jugadores que no conocĂamos que se presentan y hacen grandes jugadas para nosotros. Yo no pienso en eso (el dinero). Voy a ser honesto, obviamente, sabemos lo que hemos invertido en Kevin. Deseo que Kevin tenga Ă©xito, quiero que sea nuestro mariscal de campo. Pero no voy a ignorar el hecho de que John Skelton estĂĄ trabajando muy duro, hizo una buena labor cuando estuvo jugando y se ha ganado el derecho a competir por ese lugar.
"He tratado de ser justo con la forma en la que hemos evaluado a los jugadores y en el desarrollo de la competencia."
â Desde que se mencionĂł, Kent Somers le preguntĂł a Whisenhunt si los Cardenales estaban "persiguiendo" o "evaluando" a Peyton Manning durante el pasado mes de Marzo, cuando el mariscal de campo visitĂł las instalaciones del equipo. Sabiamente Whisenhunt se reusĂł a comentar, evitando con prudencia el tema. Lo dejamos abierto a la suposiciĂłn. Ah muy bien.
â El receptor novato Michael Floyd se fue a la banca ayer con una torcedura de cuĂĄdriceps, dijo Whisenhunt. No es nada grave, mencionĂł el entrenador, de hecho Floyd querĂa probar si podĂa entrenar. Los Cardenales decidieron que la discreciĂłn era la mejor parte del valor.











