Disfrutando después de la victoria de Cardenales (de izquierda a derecha), David Garza, David Glasser, Israel Garza y Ryan Gordon.

Los domingos en el Estadio University of Phoenix las cosas solían desarrollarse siempre de manera similar para los cinco amigos, unidos por medio de Twitter y su amor por Cardenales.

Iniciar la reunión en los jardines 'Great Lawn' del estadio tan pronto como las puertas se abrieran. Siempre había comida, bebidas y juegos de "bolsas" – el término que ellos utilizaban para el juego 'Cornhole.' Aunque a David Glasser siempre le gustaba encender un puro, y se lo fumaba junto a su padre, David Glasser Sr., tal vez con un vaso de bourbon por un lado.

"Eras los tipos más agradables del grupo," comentó David Garza.

Garza, Israel Garza, Ryan Gordon, Jason Pool y Glasser eran cinco amigos que hablaban a diario sobre todas las cosas de la vida, y se deleitaban en su arraigo por Cardenales. Cuando Glasser, oficial de policía de Phoenix, falleció el jueves después de recibir un disparo mientras cumplía con su deber, fueron esos momentos de arraigo para Cardenales los que querían recordar. !

(Se pueden hacer donativos a la familia de Glasser a través de la página web 'Phoenix Law Enforcement Association' http://azplea.com/plea-charities/plea-charities/, a la que se puede acceder haciendo clic aquí. Por favor asegúrese de indicar que su donativo es para David Glasser.)

Ya sea que se tratara de un partido de Cardenales o reuniones en los partidos de  Diamondbacks, o en los partidos de futbol o basquetbol de la Universidad Estatal de Arizona, "queríamos establecer grandes recuerdos," dijo Garza.

Fue el destino el que reunió al grupo. Pool y Glasser eran amigos de toda la vida, aunque no conocieron a los hermanos Garza y a Gordon hasta Octubre del 2012, cuando todos ellos se dirigían a San Luis para el partido Cardenales-Rams. Se conectaron entre sí por medio de Twitter.

Desde entonces, el cuarteto siempre se aseguraría de que viajarían a un juego fuero de casa cada año – asistieron a la victoria de Cardenales en Chicago en 2015 – y Glasser usó en aquel entonces su camiseta de Pat Tillman, puntualizando a sus amigos que él sería el único que no recibiría mofa de los aficionados rivales, por ese detalle.

En los partidos en casa, después de compartir durante cuatro horas en la reunión bajo carpa fuera del estadio, entraban al estadio a ocupar sus respectivos asientos – no se sentaban juntos – y gritaban hasta quedar roncos. Victoria o derrota se reunían de nuevo al final del partido en las afueras del estadio para disfrutar de algo de la comida que sobraba, al día siguiente compartían mensajes de texto entre sí para analizar lo sucedido en el partido.

"Ante todo fue hombre de familia," dijo Gordon. "Quería criar a sus hijos y que su familia fuera aficionada de Cardenales."

Glasser quien tenía 35 años de edad, deja atrás a su esposa y a sus dos hijos. Había servido como oficial de policía durante 12 años.

"Me rompió el corazón," dijo el entrenador de Cardenales Bruce Arians, con la voz quebrada. "Trato de no ser demasiado emocional, pero todos los días nuestros policías, bomberos y personal médico de emergencia salen a servir y no saben si regresarán a casa. Son los verdaderos héroes de esta ciudad. No son los jugadores ni los entrenadores de futbol. Nosotros solo jugamos un juego.

"Nuestro corazón y todas nuestras oraciones son para la familia Glasser y les deseo fortaleza en este momento."

La última vez que los cinco amigos futboleros estuvieron juntos fue en Enero durante la victoria de postemporada en tiempo adicional de Cardenales sobre Packers. Debido a que se sentaban en lugares separados, normalmente terminaban reuniéndose en la parrillada fuera del estadio. Después del increíble par de jugadas en tiempo adicional de Larry Fitzgerald que dio a Cardenales una dramática victoria, Glasser y sus amigos decidieron que querían permanecer en los jardines del estadio y disfrutar la victoria.

"Estuvimos todos reunidos por un buen tiempo antes de dejar el lugar," dijo Gordon.

Era la manera perfecta para el grupo para coronar un inolvidable día de juego – uno que resultó ser su último juntos.