En el draft del 2006, Cardenales poseían la 10ª selección global del draft. Se habló mucho en aquel entonces acerca de si el equipo podría elegir a un mariscal de campo para el futuro. Kurt Warner, después de todo, estaba entrando en años y había estado solo bien en 2005. Cardenales, sin embargo, habían firmado a un corredor de renombre en Edgerrin James, y Kurt — comprensiblemente — quería ver a Cardenales dirigirse en diferente dirección con la mirada puesta en llegar tal vez a un Súper Bowl.

"¿Cuál es la mejor manera de lograr eso?," Se preguntó Warner en aquel momento. "No seleccionando a un individuo que venga a tomar mi puesto. Debemos ir por alguien que nos ayude el próximo año."

(Cardenales reclutaron a Matt Leinart. Leinart fue instaurado como mariscal para reemplazar a Warner a principios del 2006. Leinart batalló en 2007, Warner consiguió su puesto de trabajo nuevamente, y eventualmente, Warner consiguió su viaje al Súper Bowl a pesar de todo).

No siempre es una decisión fácil. En ocasiones es difícil para un equipo que necesita un mariscal de campo en ese momento jalar del gatillo durante el draft — solo basta ver a Browns, que ocupan desesperadamente a un mariscal de campo, sin embargo, es muy probable que elijan al liniero defensivo Myles Garrett con la primera selección, porque no hay un Andrew Luck disponible. Esa decisión se hace mucho más difícil para un equipo como Cardenales, que tienen a Carson Palmer en el puesto y sentarían en el 2017 a cualquier mariscal que pudieran reclutar en el draft. Mientras tanto, si Cardenales desean prepararse para un potencial recorrido exitoso esta temporada, con el reloj disipándose para Palmer y Larry Fitzgerald, encontrar a un individuo que impacte de inmediato (en la defensiva) tiene mucho sentido para su selección de primera ronda.

Con todo y eso, la evidente necesidad de un mariscal a largo plazo no desaparece.

Cardenales están en buena posición con Palmer. Palmer está dispuesto para ser mentor de un joven mariscal. Así lo ha manifestó recientemente, y dijo lo mismo en 2014, cuando todavía sabía que jugaría unos cuantos años más.

"Sé que no jugaré eternamente," dijo Palmer en aquel momento. "Es difícil para nosotros los jugadores admitir eso. Cuanto más entras en años, más difícil es admitirlo. No ves eso sucediendo. Aún te sientes bien, aún te sientes seguro, todavía te sientes saludable. Pero esa es la realidad. Ese es el negocio. No importa cómo te sientes al respecto, si te molesta o no te importa. Así es este deporte."

La primera ronda, y la selección número 13, esperan.